Friday, August 26, 2005

Autodenigración I: Introducción

"Cuando, en el futuro, los catalanes vayamos por el mundo, nos invitarán en todas partes y no nos dejarán pagar."

La cita es de Salvador Dalí (tal y como la recuerdo) Viene a cuento porque, ahora que he vuelto de vacaciones, quiero hablar un poco del comportamiento de los españoles y los catalanes en el extranjero, a modo de introducción para discutir un defecto muy español, aunque no esté en el diccionario.

En mi viaje a Berlín, ciudad inabarcable e impresionante por muchos motivos, mi compañero de viaje no paraba de denigrar a los españoles que veía, que si hablaban demasiado alto, que si solo decían tonterías, que si habían venido a divertirse y no miraban lo que tenían alrededor... Por descontado, este compañero tampoco paraba de denigrar a España con respecto a Alemania, sus servicios sociales, lo ordenados y respetuosos que son, su industriosidad, su ciencia, etc.

Desde mi punto de vista, la admiración de mi compañero por el pueblo alemán no carece de fundamento. Sin embargo, de ahí insultar a todo aquel que se cruza por la calle porque es español media un trecho, es una imbecilidad. La verdad, llegó un momento en que tanto insulto llegó a calentarme los cascos y me enfadé considerablemente. Además me desconcertó el hecho de que para él los catalanes eran otra cosa mejor, a pesar de que, efectivamente, en todos los lugares en los que he estado he oído gente hablar en catalán y no todos ellos hablaban de filosofía con voz melodiosa y bien templada.

Polonia es, en muchos sentidos, un país como España hace unos 20 o 30 años. Hay muchísima emigración, y los emigrados tienen actitudes diversas respecto a su patria. Tengo una amiga polaca que me explica historias de su país. Me dice que hay polacos que siempre están hablando del subdesarrollo de Polonia, de que no es un país civilizado, no hay futuro, todo está agotado, etc. Mi amiga me informa que sin embargo también existe el extremo contrario, polacos que detestan el lugar en el que están y no paran de quejarse de las costumbres locales, de la comida, de la mala educación, etc.

En el extranjero me he encontrado yo también con ambos tipos de españoles. Y, como mi amiga, creo que tanto unos como otros en realidad no hacen más que proyectar sus problemas personales sobre sus pueblos. El que se siente aislado reniega de quienes le rodean, en vez de tratar de integrarse. El que se siente inseguro culpa a su país de su inseguridad. Sin embargo, es un problema demasiado importante como para despacharlo con psicología de estar por casa.

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